De la erotización mediática de las atletas y la deportivización femenina: El caso de Ana Lizana
Si una se pone a revisar cualquier
archivo digital de revistas deportivas, se percata de inmediato de la
supremacía del fútbol: la mayoría de las portadas mostraban a los futbolistas
más importantes de la época. Una de las más simbólicas era la revista Estadio, medio que se relacionaba de
manera estrecha con el deporte y con el flujo de imágenes de cuerpos esculpidos
por sus disciplinas. No obstante, tanto las imágenes presentadas por los
diversos medios de comunicación como los discursos existentes sobre las
deportistas se basan en el consumo por parte del público masculino, siendo
considerado, visto, leído y difundido mayoritariamente como objeto erotizado.
Un caso particular que me gustaría mencionar es el de la tenista Anita Lizana.
El deporte, sobre todo para el caso
latinoamericano, puede transformarse en una posibilidad inclusiva y democrática
hasta cierto punto. Esta dimensión es la que llevó a las mujeres a tomar un
papel relevante, porque permitió su salida del trabajo doméstico, pudiendo
adentrarse en los espacios públicos, y fundamentalmente, derribar la idea en
torno a que la práctica y la competición deportiva pertenecían solo a los
hombres. La deportivización sería impensable si las mujeres no se hubieran
atrevido a ocupar un lugar en él. Si figuras tan potentes y descollantes como
Anita Lizana no hubieran aparecido para abrir nuevas posibilidades.
Anita Lizana o “La Ratita”, como la
llamaban, permite demostrar que más allá de su vida personal, el deporte es una
actividad competitiva, atrayente para el mundo massmediático, el cual logra
estructurar ciertas representaciones para consumos específicos, calando
profundamente en el inconsciente nacional. Insisto en la idea de que el éxito
de un deporte obedece a la imagen que se transmite y se construye y en el caso
de “La Ratita” su narrativa es increíblemente atractiva: llegó a ser la mejor
tenista femenina individual del mundo, primera latinoamericana en liderar en
tenis y ganar algún título de Grand Slam, retirándose en el pick de su carrera.
Los medios de comunicación deportivos representan un espacio social donde las
imágenes de las mujeres se propagan como estereotipos e idealizaciones bajo
conceptos de belleza física. En el caso de Anita Lizana, se puede apreciar el blanqueamiento
de su rostro y su cuerpo, siendo que ella, por ejemplo, destacaba como una
mujer morena. Para el caso de las revistas deportivas, que por esos años
constituían uno de los medios con mayor acceso en la población y permitían la
instalación de una serie de ideas en torno al cuerpo vinculadas con políticas
eugenésicas, la figura de cualquier deportista femenina era una fuente de la
cual socavar. Es así como las prácticas deportivas permiten la configuración de
sujetos ideales a nivel físico, mental y moral. Y lo interesante es como Anita
Lizana logra superar esta manipulación.
Es evidente que las revistas asumen la
cultura física como un ideal de vida. Sin embargo, a pesar de la constante
manipulación de las imágenes sobre las deportistas, estas, a la postre, siguen
siendo recordadas por sus logros históricos deportivos, más que por su figura
erotizada. Anita Lizana fue una heroína en su respectiva disciplina. Hazañas
que también consiguieron otras mujeres, demostrando que pueden llegar a igualar
e incluso superar a los hombres en términos de logros deportivos, pensemos en
los casos de la boxeadora Crespita Rodríguez o la selección de fútbol femenina
que logró clasificar al Mundial de Francia, entre otros casos. Revistas como Estadio forman parte de aquellos medios
que buscan ubicar la imagen y el rol de las mujeres en función del consumo
masculino como un objeto erotizado perteneciente al mercado industrial
comunicacional, pero el carácter nacionalista es más fuerte al momento de
recordar cuáles fueron las figuras que consiguieron subirse al podio, llevando
consigo no solo su esfuerzo personal, sino también alzando las banderas representativas
de sus naciones. Es por esto que el deporte es un cruce de diversas dimensiones
muy interesantes, una de las cuales tiene que ver con la construcción de la
identidad cultural, cuestión donde las deportistas tuvieron y siguen teniendo
una participación muy importante, siendo recordadas y homenajeadas
históricamente hasta el día de hoy.
Gabriela Flores Pérez (Talagante, 1994)
Estudió
Literatura en la Universidad de Chile. Actualmente es estudiante del Magíster
en Estudios Latinoamericanos en la misma casa de estudios. Las líneas de
investigación que sigue son la escritura de mujeres, historia del deporte
femenino y la narrativa tanto chilena como caribeña. Es entrenadora de tenis y
jugadora de tenis playa.
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