El rebote del Pérez (Relato, por Jorge Dinamarca)
El rebote del Pérez
Malos tiempos, segunda, de visita. Se agotaron las subidas de la tarde, por lo tanto, no completamos la oncena. Esta serie aún no suma puntos y vamos a jugar la sexta fecha. El Pérez subió de tercera a segunda creyendo que sería su tarde.
El Pérez no es un arquero que
entregue bastante seguridad, de hecho, seguridad es lo que menos te transmite
cuando está tratando de cubrir su portería, pero el hueón tiene cualquier
confianza en sí mismo. La anatomía tampoco lo acompaña mucho, sobre todo para
custodiar los tres palos, la agilidad no aparece en su diccionario.
El equipo tampoco es el mejor , se compone, mayoritariamente, de cabros con poca experiencia
en partidos donde se necesita jerarquía para sacarlo adelante, no es su culpa.
El Pérez tiene aquel roce que se necesita para este tipo de partidos, ha estado varias veces bajo la contienda desigual . Más encima, el equipo rival parece profesional, se nos hace eterno el partido.
El Pérez tiene aquel roce que se necesita para este tipo de partidos, ha estado varias veces bajo la contienda desigual . Más encima, el equipo rival parece profesional, se nos hace eterno el partido.
Las llegadas con peligro de
gol cada vez son más dañinas, la defensa está pesada y los delanteros rivales
son rápidos y jabonosos, tienen pinta de buenos.
Cuando el gol adversario
contaba los segundos para hacerse realidad, de la nada, nos sale el 1-0 a favor,
una locura, no recuerdo cómo fue, ni de quién, puede ser que lo haya soñado,
pero era gol, fue gol, en la barra nos rompimos la garganta porque parecían nulas las posibilidades.
El equipo aún entrega licencias en la defensa,
pero los delanteros se fueron en pura pinta, pero justo cuando estaba llegando
la consolidación de la saga, cae el empate después de un corner que nadie pudo
despejar (1-1). Desde aquel instante, el partido fue un ida y vuelta constante,
pero el peligro de gol no se nos daba, el 11 de ellos agarra la pelota, elude a
varios, conecta una pared en área nuestra, kuki sale a la marca, comete un
penal infantil, lo cobran, la ilusión parece caerse a pedazos.
El Pérez con su acento
característico pide tranquilidad. Llama a safri, el lateral, y le dice con toda
la seguridad del mundo: "ojo que voy a dar el rebote". Momento de
ejecutar, no sabe donde tirarse, mira al pateador que quiere romperle la malla,
no se decide a qué lado pegar la estirada cuando ejecute el penal, se deja
llevar por el instinto nada más, penal bien pateado a la esquina inferior
derecha del guardián y la clarividencia se hace presente con la punta del dedo;
el Pérez dio el rebote y safri la pierde entre los árboles que rodean la
cancha.
El partido termina empatado, primer punto para la segunda producto de la profecía, y cuando nadie daba un peso por él, Sergio se transforma en ídolo.
El partido termina empatado, primer punto para la segunda producto de la profecía, y cuando nadie daba un peso por él, Sergio se transforma en ídolo.
Jorge Dinamarca González (Carrizal,1998) Estudiante de pedagogía en Castellano
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